Al señor agrimensor lo llamaron del castillo,
y resulta que no se podía entrar.
Había un guardián, y atrás otro guardián, y atrás otro,
y uno le dijo esta puerta es sólo para vos,
y ahora voy y la cierro.
El castillo estaba al lado de una aldea,
y en la aldea había una escuela,
y del techo de la escuela
se veía en una torre del castillo
una doncella gritar:
¡Ven, ey! ((que) te estoy esperando)
Necesito mensurar la selva virgen,
los terrenos del estado,
los alcances de la propiedad.
Necesito saber quién soy.
Y el pobre no podía dar tres pasos sin angustiarse
por más que nunca llegaría, incluso tampoco.
Y la doncella volvió a gritar
cosas, cosas, cosas,
y no paró hasta los reinos del anochecer.
lunes, 13 de junio de 2011
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4 comentarios:
al cancionero!
temon
¡qué lindo, che!
Lo que no se termina de saber es si es épica como "El castillo" o no.
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